La escritura creativa es un proceso que requiere tanto de talento como de técnica. En la siguiente publicación aprenderás las herramientas fundamentales, recursos narrativos y ejercicios prácticos que todo aspirante a escritor debe conocer para desarrollar su capacidad creativa y mejorar su escritura.

Los fundamentos del escritor
Las herramientas imprescindibles para escribir
El escritor necesita contar con ciertas herramientas básicas que debe tener siempre a su disposición. Estas se dividen principalmente en herramientas técnicas y temáticas.
Entre las herramientas técnicas encontramos:
- Recursos narrativos: puntos de vista, construcción de personajes, diálogos y otras técnicas que permiten dar forma precisa a las historias.
- Recursos estilísticos: el lenguaje, la elección de palabras, el ritmo del discurso y la sonoridad son elementos decisivos para la narración.
Sin embargo, no debemos obsesionarnos con la técnica. Aunque es fundamental conocer los mecanismos narrativos, es importante que la creatividad prevalezca durante el proceso de escritura.
Las fuentes temáticas
En cuanto a las herramientas temáticas, estas se reducen esencialmente a dos: el mundo exterior y el mundo interior.
- Búsqueda exterior: observar a las personas que nos rodean, interpretar sus actos, adivinar sentimientos.
- Búsqueda interior: atender a nuestras propias experiencias, emociones y recuerdos.
Es importante recordar que la observación debe ser selectiva. No se trata de abarcar todo lo posible, sino de escoger aquello que realmente sirva a nuestras narraciones.

El poder de las palabras
La palabra como materia prima
A diferencia de otras artes, la escritura utiliza como material básico las palabras, elementos a los que estamos familiarizados desde la infancia. Esta familiaridad puede ser tanto una ventaja como un obstáculo, pues a veces nos impide verlas con claridad por tenerlas demasiado cerca.
El lenguaje y la realidad están tan íntimamente ligados en nuestra mente que nos resulta difícil separar uno de otra. Por eso, un ejercicio valioso consiste en diseccionar las palabras, sacarlas de su contexto habitual y mirarlas con ojos nuevos.
Ejercicio práctico: Las palabras mágicas
Un ejercicio recomendado para explorar el potencial creativo de las palabras consiste en:
- Escribir una lista de sustantivos concretos (unos treinta).
- Tomar el primero y el último de la lista y escribirlos en un folio aparte.
- Crear un microcuento a partir de estas dos palabras, escribiendo durante unos 15 minutos sin preocuparse demasiado por la técnica.
Cualidades fundamentales del buen estilo
Claridad
La claridad es una cualidad esencial en la escritura creativa. Para alcanzarla, podemos apoyarnos en:
- Concisión: utilizar el menor número de palabras para expresar una idea con la mayor exactitud. No confundir con brevedad; la concisión implica densidad.
- Oralidad: imaginar que se tiene al lector delante, adaptando el lenguaje escrito para que se aproxime al oral.
- Simplicidad: evitar la tendencia a complicar innecesariamente lo que queremos expresar.
Naturalidad
El estilo natural no es espontáneo ni descuidado, sino aquel que parece fluir sin esfuerzo. Paradójicamente, conseguir esta naturalidad requiere trabajo y revisión constante.
Comprensibilidad
El texto literario forma parte de un acto de comunicación dirigido a un lector. Por tanto, debe ser comprensible, teniendo en cuenta que el destinatario tiene capacidad de análisis y comprensión, aunque estas sean limitadas.
La estructura narrativa
La composición del relato
La composición es la estructura que sostiene la narración. Podemos visualizarla como un reloj de arena, donde:
- La parte superior representaría el inicio y planteamiento
- El estrechamiento central serían los momentos de tensión
- La parte inferior representaría el desenlace
- Los estrechamientos por donde pasa la arena serían los resúmenes y elipsis
Las unidades narrativas
Para construir un relato equilibrado, el escritor debe manejar diferentes unidades narrativas:
- Escenas: momentos detallados, generalmente con diálogos, que muestran la acción «en tiempo real».
- Narración lineal: el relato secuencial de los hechos.
- Resumen: condensación de un periodo largo de tiempo en pocas líneas. Útil cuando la historia abarca mucho tiempo.
- Descripción: pausas en la narración para detallar espacios, personajes o situaciones.
- Elipsis: omisión de periodos de tiempo que no aportan información relevante.
El ritmo narrativo dependerá de cómo se combinan estas unidades.

El tratamiento del tema
Ajuste de la forma al tema
Sea cual sea el tema escogido, todos los elementos del cuento (recursos expresivos, tono, detalles) deben estar a su servicio. El tema funciona como un punto de partida, un centro de gravitación alrededor del cual se teje el relato en círculos concéntricos.
Brevedad e intensidad
La brevedad es una característica fundamental del cuento contemporáneo que afecta directamente al tratamiento del tema. La intensidad, por su parte, no debe confundirse con la efusión o el énfasis. Es una cualidad intrínseca al proceso creativo: si el escritor vive con intensidad la historia que cuenta, probablemente contagiará esa sensación al lector.
Objetivación del tema
Muchos escritores coinciden en que escribir es una necesidad. La escritura nace de una obsesión, de la necesidad de sacar los «fantasmas» del interior. Sin embargo, es fundamental objetivar esa obsesión en el proceso creativo.
Es un error común en los principiantes volcar directamente sus preocupaciones en el papel. Para que esto se convierta en literatura, debe existir una distancia entre los temas que invaden nuestra mente y su trasvase al relato, donde deben tomar forma de personajes y situaciones que no somos nosotros mismos.
La construcción de escenas y diálogos
La escena es donde la acción se desarrolla a tiempo real, donde los personajes interactúan y donde el lector se sumerge más profundamente en la historia. Los diálogos, por su parte, son fundamentales para dar vida a los personajes y hacer avanzar la trama.
El desarrollo emocional
La expresión de las emociones es uno de los aspectos más desafiantes de la escritura. Podemos distinguir tres niveles:
- Sensaciones: percepciones físicas directas.
- Emociones: reacciones psicológicas inmediatas.
- Sentimientos: profundización racionalizada en las emociones.
No basta con que el escritor sienta lo que quiere expresar; debe saber plasmarlo de forma que el lector experimente esas mismas emociones.
Los géneros literarios
Del realismo a lo fantástico
Los géneros pueden graduarse en una escala que va de lo probable a lo improbable, y de lo posible a lo imposible:
- Relatos realistas (lo probable): buscan reproducir con exactitud las percepciones de la naturaleza, la sociedad y los sentimientos humanos. El narrador se presenta como un testigo prescindible, aunque esta objetividad es solo aparente.
- Relatos improbables: historias que, sin salirse de los límites de lo posible, presentan situaciones poco comunes o extraordinarias.
- Relatos fantásticos (lo imposible): incorporan elementos sobrenaturales o imposibles en el mundo que conocemos.
Experimentación entre géneros
Un ejercicio interesante para desarrollar la creatividad consiste en mezclar elementos de diferentes géneros. Por ejemplo, introducir un elemento fantástico en un relato realista, o llevar a un personaje fantástico a un contexto cotidiano.
Consejos prácticos para el escritor
El ambiente de trabajo
El proceso de creación requiere ciertas condiciones para que el resultado final sea de calidad. Aunque teóricamente se puede escribir en cualquier situación con solo un bolígrafo y un papel, conviene disponer de:
- Un espacio tranquilo y adecuado para la concentración
- Diccionarios y materiales de consulta
- Acceso a internet para búsquedas de información
La práctica diaria
Como cualquier otra habilidad, la escritura mejora con la práctica constante. Algunos ejercicios recomendados son:
- Escritura de anécdotas cotidianas: transformar eventos del día a día en relatos breves, identificando narrador, personajes y protagonista.
- Narrar un día completo: practicar el uso de diferentes unidades narrativas (escenas, narración lineal, resumen, descripción y elipsis).
- Crear microcuentos a partir de temas aparentemente nimios: desarrollar historias breves a partir de elementos cotidianos como un grano de arroz o una persona leyendo en el metro.
Recuerda que la escritura es como ir al gimnasio, mientras más la ejercitas, mejor se pone tu músculo.