Cuando era joven y estaba en la secundaria, recuerdo que comencé el primer año sentándome al frente, en los primeros asientos. De alguna manera, me daba cuenta de que era inteligente, pero también notaba algo peculiar: cuanto más inteligente eras, más te ponían al frente, y los profesores te preguntaban a ti. Así, terminabas solo, ahí en el frente.
Yo no quería eso. Lo que buscaba, como cualquier otro compañero, era estudiar, pero también pasarla bien, reírme, compartir y disfrutar esa etapa de la vida. Curiosamente, con el tiempo, en lugar de quedarme al frente, fui pasando hacia el medio y luego casi al final, con ese grupo de compañeros que todos conocen: los que van al final, los que la pasan genial.
Sin darme cuenta, esto era un reflejo de lo que uno es. En la vida, no se trata solo de ser el más inteligente. Mientras más inteligente eres, más solo te vas quedando, a menos que aprendas a balancear eso. No basta con ser inteligente; también hay que tener empatía, saber hacer amigos y cuidar a los seres queridos.
Por otro lado, hay personas inteligentes que se creen las mejores, y poco a poco, la vida las va dejando solas. Yo me di cuenta de esto desde joven, en la secundaria. Y así como ocurre con la inteligencia, pasa con todo lo demás. Mucha gente se pregunta: «¿Para qué quieres tanto dinero?» Yo también me hago esa pregunta. Podría dedicarme solo a ganar dinero y tener todo el que quisiera, pero ¿de qué sirve si al final estás solo?
Hoy, creo que lo más importante es tener un propósito en la vida, algo que no tenga que ver con el dinero ni con ser el mejor. Un propósito más profundo, relacionado con ayudar a otros, resolver problemas o construir comunidad. Ese propósito es más valioso que ser el mejor o perseguir solo resultados o dinero.
Esta es una pequeña reflexión para esas personas inteligentes que deben darse cuenta de que, en realidad, la verdadera inteligencia consiste en ser capaz de formar equipos, tener amigos, seres queridos y crear una comunidad. Un espacio donde no importa quién es el mejor o el más inteligente, sino la empatía y el compañerismo.
Claro que puedes ser ambicioso y querer tener dinero, pero si ese es tu único objetivo, el camino te llevará a un lugar donde «solo tendrás eso». La pregunta es ¿Tiene sentido tener todo y vivir en soledad?